Silencio

Esa noche me despertó el silencio.
Salí a caminar por las calles completamente vacías.
Una intermitente línea recta se perdía a lo largo de la calle. 
Así, en medio, caminé y caminé.
Y silencio.
No había nadie. Ni viento, ni nada.
Sacudí los pies y no se escuchaba nada. 
Azoté mis pies sobre el asfalto, y tampoco.
Descubrí que estaba descalzo.
Y que mantenía con exactitud un camino recto.
Y silencio.
El alumbrado público mostraba la línea recta sobre el asfalto.
Silencio.
Así se escucha cuando te marchas.
Así suena cuando te despides sin darte cuenta.
No suena.
Quisieras gritos, abucheos, alguien que te sugiera regresar.
Pero aunque lo haya, no se escucha.
Porque todo está en silencio.
Los pies ya no duelen, la piel no se enchina, la voz ya no sale.
Así se despide uno.


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