Ruidos en la tierra

Aquel día fue a visitar a San Miguel Los Lotes a sus hermanas, como hacía cada domingo para comer con toda su familia. Sin embargo, todo era raro esa mañana: había ruidos en la tierra y los animales estaban nerviosos. Una hora después el cielo ennegreció, subió la temperatura y el ambiente empezó a hacerse irrespirable. A las tres de la tarde el volcán tronó de forma salvaje y ya solo pudo empezar a correr al ver como un río de gas, agua caliente y piedras bajaba por la ladera del volcán engullendo todas las casas de sus vecinos. “Salimos a toda velocidad sin tiempo a agarrar nada porque lo importante era salvar la vida”, recuerda mirando al horizonte. Un horizonte que choca con cualquiera de los tres volcanes que rodean el pueblo: el volcán de Agua, el de Acatengango y el mortal de Fuego.



(Fragmento de entrevista tomada de El País)


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