Empedrada

Los labios rosas me llamaron sin decir una palabra. Curioso respondí con la mirada. Con los latidos de su corazón me dijo te amo. Exhalando le dije yo también. Seguimos caminando y nos dijimos seremos felices por siempre. Y confiamos en nosotros mismos, y decidimos quedarnos juntos. No separarnos y estar siempre para los dos. Por momentos nos contamos chistes y hasta bromeé sobre el neoliberalismo. Ella se quejó del calor levantando las cejas, le contesté que exageraba metiéndome las manos a las bolsas. Me recordó la razón por la que estábamos juntos cerrando brevemente sus ojos, estreché contra los adoquines de la calle empedrada los tacones de mis zapatos contestándole yo también. Seguimos caminando por Coyoacán mientras que en realidad bailábamos y bailábamos mucho.

Inspirado por Píntate los labios, María de los Maestros del Buenavista Social Club.

Comentarios