Inesperada visita

Justo el día en que cumplía una semana en la biblioteca recibí una visita inesperada. No era común que las personas vinieran a pedir libros, uno que otro entraba solo para usar alguno de los escritorios, pero no permanecían mucho tiempo. Esperaba algún estudiante llegando las fechas de los exámenes, o una tarea de algún profesor veterano que enviara a sus alumnos a una biblioteca de verdad. Pero no llegó nada de ellos. Se abrió la ventana y me encontré con mi mayor debilidad. Con una parte de mi vida que se presentaba con un aro de luz al rededor de sus chinos. Enmudecí. Tenemos mucho que decirnos, comúnmente, pero en ese instante quedé paralizado.

Los últimos años de mi vida estaban ahí y yo mudo ante ellas. Sencillamente no sería nada de eso. Agradecimiento y mucho amor. Más que una etapa, era parte de mí. En cada frase hecha, en cada gesto, en cada suspiro y atardecer, todos ellos le pertenecen, y ahora son parte de mi configuración. No entiendo cómo es que pasa el tiempo y nos transformamos. Empiezo a mutar en algo diferente, de esperpento a un ser grotesco que camina con las manos en las bolsas debajo de la luna. Sin mucha idea de a dónde va, encorvado y mirando al piso. Deseando algo que desconoce, confundido, pero caminando, caminando. Ya no soy el mismo, no sé qué decirle a mi pasado, solo que fue lo que me formó, lo que me hizo ser lo que soy, me llenó de miedos y también me dijo cómo superarlos todos. Me dio tranquilidad, ánimos y mucha serenidad. Caminamos juntos y ahora parece que sólo soy yo. Pero no es así. Somos y seremos siempre eso. Un conjunto que se fusionó hasta el tuétano, y que ahora es una chispa que se extingue sola. Eso parece. Pero es una chispa en donde estamos permanentemente. Agradecimiento total. Una nueva forma de ver el mundo. Mucha paz. 

-Gracias. No tengo forma de decir lo mucho que me importas y lo que significas para lo que soy. Estoy lejos de ser buena persona, pero todos los días lo intento otra vez. Nunca seré tanto como tú, pero todos los días lo vuelvo a intentar. 

Nuestros ojos se conectaron. Caminó hacía mi, no hizo nada, no hizo un solo gesto, pero caminó hacia mi. Tomó su lugar dentro de mí, traspasando mi cuerpo, habitó en él. Mientras lo traspasaba sonreí.



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